lunes, 23 de marzo de 2009

EL INFIERNO

Hay varias opiniones religiosas del Infierno, y las mas chistosas son las opiniones que sostienen el cristanismo, el catolicismo y el Islam. Veamos:

La opinion del cristianismo:

Para la religion cristiana y algunas no cristianas el infierno es el lugar donde habitan los demonios y donde los inicuos, después de muertos, sufriran castigos y tormentos. Veamos brevemente como describe al Infierno la Biblia, dejando implícito que se trata de un lugar sin vida.

Un lugar de tormentos
y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lazaro en su seno...
Lucas 16:23,
Un horno de fuego
y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Mateo 13:42[7]
Un lago de fuego y azufre
Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
Apocalipsis 20:10[8]
Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
Apocalipsis 20:15[9]
Venid, benditos..., y Apartaos de mí, los malditos
Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
Mateo 25:34[10]
Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
Mateo 25:41[11]



La opinion del Islam:

El islam prevé el Juicio Final para todos los creyentes, como el cristianismo, y las referencias al fuego del infierno abundan en el Corán.[cita requerida] Durante la vida, los ángeles escribanos anotan las acciones de los hombres, y éstos serán juzgados de acuerdo con esos libros. El puente Sirat, delgado como un cabello, debe ser atravesado por los que se dirijan al Paraíso, y aquel que caiga irá a parar a las llamas del infierno. En cuanto a la estructura del infierno islámico, el libro más descriptivo es Las mil y una noches. En la Noche 493, este libro habla de un edificio de siete pisos, separados uno de otro por «una distancia de mil años». El primero es el único que se describe. Está destinado a los que murieron sin arrepentirse de sus pecados y en él hay montañas de fuego, con ciudades de fuego, las que a su vez contienen castillos de fuego, los cuales tienen casas de fuego, y éstas tienen lechos de fuego en los que se practican las torturas, todo en número de setenta mil.



La opinion seria del judaismo:

No existe algo así como el infierno. Quizás te refieras al “Gueinom”. Déjame explicarte. La vida continua en un plano superior después de la vida física que conocemos, es una consecuencia natural y racional del orden de las cosas. Al fin y al cabo, nada se pierde jamás. Aun el cuerpo se trasforma en polvo. Pero nada se pierde. La persona que eres, tampoco se pierde. Solo regresa a su origen Si tu alma se apegó al mundo material durante su estadía aquí, necesitará despegarse dolorosamente para emprender el viaje de retorno. Pero si ella fue solo un “viajante”, conectada con su origen aun durante el transcurso de su visita al mundo, el viaje de retorno es celestial. Igualmente, no decimos que una persona “va a ir al cielo” sino que es un “hijo del mundo venidero” (como todo individuo de las naciones que asume el yugo Divino y observa los siete preceptos universales, o como todo judío cumple los preceptos que a él le competen) porque “Cielo” no es un lugar adonde ir. Es algo que uno lleva consigo.
Extraído y parafraseado de “Trayendo el cielo a la tierra” deTzvi Freeman, Editorial Keter Torá (Librería Sigal) Buenos aires- Argentina

Opinion del profesor Yehuda Ribco:

El infierno así como el paraíso son el resultado directo de nuestras acciones en vida. Cuando las conductas prevalecientes son antagónicas a lo que el Eterno ha ordenado, menor placer recibirá el espíritu del difunto. Llegándose al punto en el cual el placer se torna en displacer.Gracias al Cielo, el máximo período de penurias de ultratumba es de 11 meses (terrestres), tras de los cuales el espíritu es restituido a su pureza original, retomándose la capacidad de gozar de la divina Presencia eternamente.Aquellos pecadores-rebeldes empedernidos que colmaron la medida de la divina Misericordia tienen una existencia-sin- ser-eternamente (ejemplos: Amán, Faraón, Hitler, Arafat, Bin Laden, Stalin, Jesús, Pablo el de Tarso, Torquemada, entre otros distinguidos con este dudoso honor). En estos casos se podría hablar de tormento eterno, pero realmente son los menos los que llegan a este límite de vida pecaminosa y que lleva al descarrío de otros.
Otra opinion del judaismo:
Los ángeles

El judaísmo recibió del Antiguo Israel la creencia en ángeles, creados por Dios, a quien rodean a modo de corte y están a su servicio.
Según los datos bíblicos y en algunos escritos judíos antiguos se concibe a los ángeles como enviados (mal’ak, enviado), su tarea principal es realizar las misiones encomendadas por Dios, especialmente ante los hombres.

Maimonides (Ramban)
Junto a esto, el ángel tiene la tarea de alabar a Dios, cantando himnos y proclamando su santidad, y presentarle las oraciones de los hombres. En nombre de Dios acompañan a las personas, velan por la observancia del
orden cósmico y castigan los pecados de los hombres que lo perturban, asumiendo en este contexto diversas tareas, como la del ángel acusador, ángel del castigo, del juicio, de la muerte, frente a los impíos, mientras que con los justos son acompañantes, protectores e intercesores.
Maimónides (Ram bam)[1] filósofo judío, afirma la existencia de los ángeles al dividir lo que Dios creó en el mundo en tres partes: El tercer género de criaturas serían los que poseen forma y no materia, estos son los ángeles, seres inmateriales aunque sus formas están claramente separadas unas de otras (contra otras corrientes en el judaísmo que niegan la individualidad de los seres espirituales).[2]
El judaísmo rabínico hereda y toma postura ante esta creencia. Por una parte, aceptan la creencia básica, pero por otra, polemizan contra todo aquello que podía ir en menoscabo del primado de Dios y del papel relevante del hombre en la creación.

Pero el judaísmo contemporáneo, en general, considera las tradiciones angélicas como material simbólico y poético, perteneciente a otra cosmovisión. En concreto el judaísmo reformado y el conservador han eliminado de la liturgia toda referencia a ellos o las interpretan mitológicamente[3].

Un rabino explica así, la “intervención” de los ángeles buenos y malos en la vida del hombre: “Cuando la persona realiza algún acto erróneo, o pecaminoso, o rebelde libera una energía negativa que se acumula en el acervo espiritual de la persona (y de la nación). A esto tradicionalmente se le denominó ángel acusador, ya que actúa como indicador del pecado de la persona.
Por su parte cada acto justo, o correcto, o en cumplimiento de un mandamiento libera energía de sentido positivo, que se suma al tesoro espiritual personal. Es lo que en la Tradición se ha llamado ángel defensor, ya que su presencia denota la buena acción de la persona”[4].

El episodio de la Biblia, donde Jacob lucha contra el ángel de Dios, es interpretado como la lucha contra las malas inclinaciones, como se puede ver en este comentario a la Parasha: "Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta el amanecer" (32:25)
“El Hombre/ángel con el que Yaakov (Jacob) luchó representa el Yetzer Hara (La inclinación del hombre al mal)[5]”.


Satanás ¿ángel bueno o malo?

Algunos autores judíos afirman que según la tradición “Satanás fue el símbolo místico de todas las fuerzas malas en el mundo. Algunas veces fue identificado con el tentador, el impulso malo que nos incita a cumplir con el lado peor de nuestra naturaleza o mala inclinación. Pero aun esta noción, nunca echó raíces profundas. Por esta razón, el judaísmo es tan estrictamente monoteísta que rechaza la tentación de entronizar cualquier ser que no sea Dios, con la autoridad sobre un reino metafísico, aun el reino del mal”[6].

De acuerdo a esta doctrina, no existe para el judaísmo Satanás como ángel malo, ni creen en los demonios que habiendo sido “creados por Dios con una naturaleza buena, se hicieron a sí mismos malos”[7]. Bajo ningún punto de vista aceptan que Satanás, sublevado contra su Creador, tienta al hombre para llevarlo al mal y apartarlo de El. Según ellos, todos los ángeles son buenos porque están al servicio de Dios, algunas veces para ayudar a los hombres, otras veces para castigarlos.

Esto se deja ver claramente en la entrevista a Elio Toaff, rabino de Roma, por el periodista Alain Elkann.
-“¿Porque en la Biblia no se hace referencia al enfrentamiento primigenio entre Dios y Satanás?”
- E. Toaff responde: “Satanás es considerado como uno de los ángeles que están al servicio de Dios. ¿Porque tiene esta horrible fama? Solamente porque su deber es el de poner en evidencia los pecados, los vicios del pueblo. Es el ángel acusador, que le hace ver a Dios el lado peor del pueblo de Israel”[8].

No aceptan la creencia en el diablo, porque seria como igualarlo a Dios: “imaginar un poder que se rebela contra Dios y tiene chance de prevalecer, no es más que idolatría”[9]. Por lo tanto afirman que “Dios es el Creador de ambos, el bien y (de un modo que no entendemos) el mal, y todo lo que existe tiene su origen en Dios y en ningún otro. No puede haber dominio satánico, porque todo lo que es cae bajo el control de Dios y de ningún otro”[10].

Ciertamente que “imaginar un poder que se rebela contra Dios y tiene chance de prevalecer, no es más que idolatría”. Pero al afirmar que los hombres comenten pecado también se está hablando de seres que se rebelan contra Dios. Lo afirma el Salmo: “¿por qué se amotinan las naciones? … Se alían los jefes de la tierra, conspiran contra el Señor y contra su Mesías”. Lo mismo ocurre con el demonio. La enseñanza de la Iglesia es clara: afirma la existencia de Satanás, pero no concibe “dos principios”, ya que no hay más que un solo Dios. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “El poder de Satán no es infinito. No es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura: No puede impedir la edificación del Reino de Dios”[11]. Si bien Dios permite esta actividad diabólica, “nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para el bien de los que lo aman” (Rom.8, 28).

Para muchos judíos, Satanás es una tendencia al mal innata en el hombre. “No existe fuente alguna en la Tora y el Talmud que haga referencia al Satán como un ente maligno con conciencia propia y autoridad. el Satán es, como la Tora lo indica al designarlo con el nombre Satán, como una fuerza desviadora de un camino, esas fuerzas son enviadas y creadas por Dios para cumplir con un objetivo así como Dios crea el viento o la gravedad y el sol y les encomienda actuar sobre la naturaleza así también lo hace con las fuerzas espirituales y así como la Tora utiliza el antropomorfismo metafórico para dar más fuerza a sus mensajes con los poderes naturales terrenales - devarim 32 , también lo hace con los poderes espirituales como en Job, pero no es un ser como el hombre que piensa decide y actúa por su propia cuenta , es solo una parábola.

El Satán de acuerdo a todos nuestros pensadores no es mas que una referencia metafórica a las inclinaciones del hombre que tiene hacia el mal, de allí el nombre Satán desviador, no es un ser con malas intenciones que quiere destruir al hombre y fomentar el pecado como se concibe en ciertas culturas donde existe una guerra universal entre el bien y el mal. La guerra existe pero en el interior de cada espíritu humano, los seres y poderes espirituales así como las criaturas y fuerzas terrenales carecen de autoconciencia y libre albedrío, solo son elementos que cumplen con una función, carecen de intenciones malas o buenas; solo el hombre posee intenciones, posee autoconciencia, fue el único que comió de árbol del bien y el mal y el único que puede practicarlos, el único creado a imagen y semejanza divina. El Talmud dice "el Satán no es más que el instinto malo" - baba batra 15 - el instinto malo es parte nuestra.”[12].

“Satanás actúa solamente a partir de las órdenes de Dios. Satanás no es malo, sino que es enviado por Dios. Es el ángel que debe probar a los hombres y el que recibió la tarea más fea y más temible, pero en cierto sentido, más divina. Porque al final, Satanás, es el que te acerca a Dios cuando tu mueres. Para nosotros es un ángel, y no un ángel caído: Dios no lo ha expulsado del Cielo. Voy a decir más, es el ángel predilecto de Dios…Satanás acusa a los malos porque protege a los indefensos. De hecho es Satanás en el Día del Juicio quien juzgará a los tiranos. Por lo tanto es ejecutor de la justicia de Dios, y no su violador…Si quieres culpar a alguien en este escenario, culpa al Todopoderoso: Satanás es inocente”[13].

Si bien compartimos los mismos textos del Génesis, es muy distinta la interpretación que el judaísmo da del episodio de la Creación. El Judaísmo no cree en el pecado original por el cual nuestros primeros padres Adán y Eva, dejándose seducir por la serpiente (Satanás o el diablo) quisieron ser como Dios (pecado de soberbia). Tampoco creen que como padres del género humano, si bien cometieron un pecado personal, este pecado afecta a toda la naturaleza humana, que transmitirán en un estado caído[14]. “No creemos en el “pecado original”, y no sostenemos que los seres humanos sean básicamente “pecadores”[15]. Según ellos, la serpiente no era Satanás, sino una metáfora. Todos los hombres nacemos sin pecado, ni macula.[16]
Un rabino afirma:“Es más, nuestra tradición argumenta que el Ietzer HaRa (pulsión negativa) solo le es conferida a la persona a partir del momento en que es dado a luz; en el vientre materno es puro, pleno de Ietzer HaTov, el instinto al Bien”[17].
“Mientras que la tendencia mala está presente en la persona desde el nacimiento, la buena, yezer ha-tob, que la combate, hace su primera aparición a los trece años, en la edad de la reflexión y el razonamiento, cuando se celebra el bar-miswa, en que se acepta el yugo de la Ley”[18].

Entonces, si fuimos creados puros y suponiendo que no heredamos esa inclinación al mal desde el origen, ¿Porque Dios “crea y envía estas fuerzas” para actuar sobre nuestra naturaleza? ¿No implicaría en Dios el querer mal y que seamos tentados aun con el riesgo de sucumbir bajo estas “malas inclinaciones”? ¿Porque se nos confiere esa pulsión negativa al nacer?
“Así el mundo ha sido creado como un lugar donde es posible, pero muy difícil obedecer a Dios: Dios permite la existencia del mal y de la tentación, aunque se puedan arrastrar a los hombres a apartarse de El y despreciar sus enseñanzas”[19].
De este modo, Dios termina siendo el culpable del mal en el mundo, y no simplemente quien “lo permite”, es al fin y al cabo, el culpable de las mismas inclinaciones malas del hombre: “Si quieres culpar a alguien en este escenario, culpa al Todopoderoso: Satanás es inocente”.

Pero el mismo Señor nos dice en el libro de la Sabiduría: “Dios creo inmortal al hombre, y lo formó a su imagen y semejanza; más por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo; e imitan al diablo los que son de su bando”[20].

Muchos autores judíos pretenden dar una interpretación metafórica a los pasajes de las Sagradas Escrituras donde aparece la intervención de Satanás o diablo, para salvar “la gloria y la primacía de Dios” quien no admite ninguna fuerza contraria a El; pero de este modo se corre el peligro de negar la bondad de Aquel que nos ha creado y que a pesar de nuestras infidelidades ha establecido una Alianza perpetua con el hombre.
Nos olvidamos de Nuestro Padre amoroso que no quiere la muerte del hombre sino que viva: “No os afanéis en acarrearos la muerte con el descarrío de vuestra vida; ni os granjeéis la perdición con las obras de vuestras manos. Porque no es Dios quien hizo la muerte, ni se complace en la perdición de los vivientes: Todo lo creó para la vida; saludables hizo las cosas que nacen en el mundo…Más los impíos con las manos y con las palabras llamaron a la muerte; y reputándola como amiga, vinieron a corromperse hasta hacer con ella alianza, como dignos de tal sociedad”[21].